Bodegas Páramo Arroyo. Vino ecológico de Ribera de Duero.

He visitado recientemente las instalaciones de Bodegas Páramo Arroyo.

De Bodegas Páramo Arroyo me llaman la atención diversas cosas.

Por un lado han apostado por la viticultura ecológica. A pesar de que conlleva un mayor coste de proceso proteger la viña y elaborar sin acudir a determinados productos químicos, a pesar de que no hay una sustancial sensibilidad en el mercado local por este tipo de elaboración, y por ello hasta la fecha, han decidido no repercutirlo en los precios. No son los únicos. Hay más bodegas en España, pero son contadas las que elaboran vino ecológico en Ribera de Duero.

Otra de sus decisiones ha sido la de procurar sacar al mercado sus vinos más tarde de lo habitual. Esto ha supuesto en algunos casos no poder acudir a determinados concursos por no cumplir los requisitos en cuanto a añadas. Prefieren envejecer sus vinos más. Consideran en Bodegas Páramo que de esta manera obtienen un mejor vino.

Observando una cepa en la viña

Yo no sé si tienen razón o no, pero de entrada me gustan las personas que crean su propio camino y lo siguen sin ajustarse al 100% a tendencias que hacen de los productos algo homogéneo y poco diferenciado. Ese es un mundo que todos conocemos bien y al que parecía que estábamos abocados con la proliferación de establecimientos tipo McDonalds. Vivan los vinos y las comidas, con personalidad, auténticos.

Es este uno de los atractivos del mundo del vino en el que se puede y se debe tener éxito si se tiene personalidad y se diferencia uno en un mundo diverso, partiendo siempre de una elevada calidad de producto y siendo coherente.

Me cuentan que no crecen sus ventas en el mercado local pero sí lo hacen en los mercados europeos, en Japón, en Estados Unidos, donde cada día venden más. En mi opinión es Internet que le permite difundir lo diferencial y le facilita encontrar esos consumidores más sensibilizados con el medio ambiente y con esa elaboración tan especial que realizan en esta bodega.

Alejandro Páramo a pie de viña

Continúa en Bodegas Páramo Arroyo. Vino ecológico de Ribera de Duero(2).

Herdade do Esporao, Alentejo, Portugal. Una visita a Bodega memorable.

Panorámica desde zona social de Bodega

La visita a Bodega es algo no convenientemente llevado a mi criterio por un buen número de bodegas españolas.

¿Sabemos qué características tiene el visitante de nuestra bodega? ¿Es un mero interesado en el mundo del vino, un posible comprador, un pequeño o importante prescriptor? ¿No deberíamos tener algún mecanismo para identificar quien nos visita para darle la información y el trato adecuados? En función de sus características la bodega tiene una muy buena oportunidad para enseñar de forma profesional sus instalaciones y realzar la imagen de marca de su bodega y de sus productos.

Recientemente, y con motivo del EWBC tuve la oportunidad de visitar Herdade do Esporao en Alentejo.

Esta bodega tiene unas instalaciones diseñadas con un gusto exquisito de las que estoy seguro se sienten sus responsables tremendamente orgullosos. Están situadas en un entorno maravilloso

He visto otras bodegas con unas instalaciones tan buenas como éstas aunque tienen un punto en su diseño bastante original. En ellas se muestra personalidad, profesionalidad, modernidad, eficiencia, elegancia, control exhaustivo del proceso. He visto restaurantes tan buenos como éste aunque éste es uno de los mejores que he visto en una bodega en la península ibérica. Lo que no he visto en tantas ocasiones son bodegas enclavadas en un entorno tan atractivo. Tuvimos la oportunidad de ver las maravillosas vistas que se contemplan antes de pasar al restaurante. Y lo que realmente les diferencia de cualquier otra bodega es la preparación, formación y dedicación del personal encargado de acompañarnos en nuestra visita a la Bodega. Este hombre empezó a estar pendiente de nosotros desde que nos sentamos a la mesa para comer.

Sala de Barricas

El restaurante está perfectamente integrado en el resto de instalaciones y es tremendamente elegante y de primer nivel. Cada plato que nos servían venía acompañado de un vino de la Bodega que complementaba perfectamente. Y según nos servían venía el guía a explicarnos al detalle las características del vino que nos servían y cómo maridaba con la comida que nos ofrecían. Me llamó la atención, no solo la formación de este profesional (me dijeron que era sommelier profesional y que hablaba un perfecto inglés) sino la atención que nos prestaba.

Esta misma persona nos acompañó posteriormente a visitar sus instalaciones, y volvió a dar las oportunas explicaciones.

¿Cómo eran las instalaciones? Modélicas, elegantes, modernas, eficientes.

¿Eso genera imagen de marca? Clarísimamente sí.

Nuestro grupo estaba constituido por bloggers de distintos países que escriben sobre vino. Pregunté si nos estaban dando un servicio especial por el hecho de ser bloggers y me dijeron que no.

Si era un trato especial felicito a la Bodega por esa especial sensibilidad en tratar a los bloggers de forma especial, por la repercusión que va a tener lo que luego cuente cada uno en sus medios.

Si no era un trato especial, les doy la enhorabuena aún más porque han entendido perfectamente la fuerza que tiene organizar la visita a Bodega como herramienta de primer nivel en la estrategia de Relaciones Públicas de la Bodega. Porque hacer esto supone un esfuerzo de organización y económico para la misma. Pero estoy seguro que están obteniendo un fantástico retorno a la inversión. Me da la impresión de que el restaurante es rentable “per se” y porque cada persona que visite sus instalaciones no puede hablar más que maravillas de sus instalaciones.

Estoy convencido de que esta bodega con el uso de esta herramienta le va mucho mejor que sus competidores, simplemente por el uso tan exquisito que hacen de este tipo de comunicación.
 

Visita a Bodegas Vicente Gandía y visita a Cuenca (2)

Viene de: Visita a Bodegas Vicente Gandía y visita a Cuenca (1)

Casas colgadas de Cuenca de noche

Casas colgadas de Cuenca de noche

Lo que sí hicimos y me alegro de ello es haberme acercado a la vuelta a conocer Cuenca. Yo, supuestamente conocía Cuenca con el colegio con 16 años, pero con 16 años era un chaval que había dormido poco el día anterior y prácticamente ni me bajé del autobús. Tenía por ello una idea muy limitada sobre lo que era Cuenca.

Había conseguido una oferta de estancia en el Parador irrechazable. Y tuve la suerte de llegar a Cuenca de noche.

Si llegas a Cuenca oscureciendo en una noche clara, te espera un panorama fastuoso.

Tuve la impresión de encontrarme con el espectáculo más maravilloso del mundo. No hay nada como no tener expectativas. Reconozco que esa expresión (espectáculo más maravilloso del mundo) lo he usado en repetidas ocasiones en viajes, vinos, situaciones, etc. Y al expresarme así no trato de establecer un ranking, simplemente de expresar cómo me siento ante algo excepcional. Como soy yo el que lo percibo y soy yo el que lo disfruto, y como no me gano la vida ni como catador de vinos ni como guía turístico, me dejo llevar por esos impulsos en los que disfruto tanto. ¿De qué estamos hablando sino de emociones?

Fue una noche maravillosa, con mucha magia, y es que no hay nada como una bonita ciudad, inmaculadamente iluminada. Acompaño a este post diversas imágenes, que creo que difieren bastante de lo que recuerda mi memoria. Porque la realidad es muy superior a lo que ahí se muestra.

Al día siguiente nos metimos un desayuno fantástico (El parador no se queda atrás en cuanto a atractivo). Y nos fuimos a ver la ciudad de día. El efecto que provocó en mí ya no fue el de la noche, pero creo que nunca podré olvidar lo que vi la noche anterior. Y es que no hay nada como la primera impresión para cualquier cosa. Si hacéis lo que yo, acercaos a Cuenca y hacedlo por primera vez de noche, porque recordaréis lo mismo que yo me llevo.

Carta de desayuno del Parador

Carta de desayuno del Parador

Nos fuimos después a ver la “Ciudad Encantada que está a 30 kms. No está nada mal y es un panorama distinto y complementario a la experiencia del día anterior (visita a Bodega, Cuenca, etc)

Yo si fuera el responsable de Marketing de Bodegas Vicente Gandía me plantearía hacer un tour conjunto, consiguiendo un buen precio en el Parador y acercando la bodega a los visitantes de Madrid.

La Ciudad Encantada

La Ciudad Encantada

Visita a Bodegas Vicente Gandía y visita a Cuenca (1)

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Sala de elaboración de Bodegas Vicente Gandía

Sala de elaboración de Bodegas Vicente Gandía

Para llegar a las Bodegas de Vicente Gandía hay que hacerse 280 kilómetros desde Madrid. Me organicé por ello un viaje que justificara ese kilometraje, y a fe que lo conseguí.

Decidí salir el mismo viernes por la noche, hacer noche en el mismo Utiel para visitar la Bodega primera hora de la mañana.

Varias cosas me han llamado la atención en la visita:

Según llegas a la Bodega te encuentras con la tienda. Está muy bien puesta, es muy elegante y profesional. La guía que va a hacer el tour por la bodega nos hace 3 preguntas. Nuestro código postal, que nivel de conocimiento tenemos del mundo del vino y a través de qué medio hemos sabido de esta Bodega y de que existía la visita a Bodega. Esto demuestra una sensibilidad por parte de la Bodega en conocer y ponerle cara y ojos a sus consumidores y visitantes. Las ventas de una Bodega son, o por lo menos deberían ser, antes o después, la suma de lo que compran todos sus clientes finales.  En el grupo que se formó me dió la sensación de que éramos los únicos visitantes de fuera de la Comunidad Valenciana.

Tienda de Bodegas Vicente Gandía

Tienda de Bodegas Vicente Gandía

Subimos a un trenecito y nos llevaron a recorrer los viñedos y el local en el que parece ser era el emplazamiento de la bodega antigua. Cada vez más bodegas te enseñan únicamente sus instalaciones sin mostrar el viñedo cuando todo parte de ahí.

Posteriormente fuimos a ver la nueva bodega. Pudimos ver allí las tolvas de recogida de la uva y la sala de elaboración. La maquinaria daba la sensación de ser de última generación. La guía nos corroboró ese dato aclarándonos que la bodega opera con únicamente ¡5 empleados!, que se ocupan tanto del trabajo en bodega como de la vendimia (mecánica). El propio enólogo parece que podría realizar gran parte de su trabajo por Internet. ¡Vaya con las nuevas tecnologías!. Parece que ahorran un montón de coste variable de elaboración.

Nos llevan por fin a la zona de barricas y lavado de las mismas. Hay que bajar una escalera bastante larga en la que aparecen los muchísimos premios que esta Bodega ha ido ganando en años. ¿Para qué gana premios si no es para aparte de sentirse orgulloso de ello mostrarlo a todo el que esté dispuesto a escuchar? Y llegamos a la sala de catas en la que nos ofrecen una degustación de alguno de sus vinos. Nos invitaron a un cava, un tinto reserva (Ceremonia 2004) y por fin un vino blanco de moscatel (Fustanova 2008), muy especial y muy barato por cierto. 
 
Hay otras bodegas en Utiel y Requena que merecen la pena ser visitadas, pero por diversas circunstancias no pudimos hacerlo.

Continuación en Visita a Bodegas Vicente Gandía y visita a Cuenca (2)

De vendimia con Bodegas Mento. Una degustación con los 5 sentidos.

De vendimia en Bodegas Mento

De vendimia con Bodegas Mento

He estado días atrás de vendimia en los viñedos de Bodegas Mento. Ha sido una experiencia inolvidable.

Ya había degustado en distintas ocasiones su vino, y tenía una imagen muy concreta de sus productos.

Según llegué a su bodega, Luisa Sánchez, la dueña, me mostró lo que ya habían depositado en sus contenedores. Tuve oportunidad de ver, oler y degustar el mosto. Lo que más me llama la atención de su vino es su intensidad. Para la vista, en nariz, en boca. Todo en él es intenso. 

Posteriormente pasamos a sus viñas. Me pasé un par de horas o tres siendo uno más recogiendo la uva. Hacía un día fantástico de sol. Pude oir los distintos ruidos que hay en el campo durante la vendimia. Son muchos y variados.

En algún descanso pude probar esa uva recién arrancada. Recordé en ese momento muchas de las sensaciones que había tenido al paladear ese vino ya en botella. Y ahí estaba la uva de donde venía. Inconfundible.

Volvimos a bodega. Pude presenciar el proceso de recepción, selección, análisis, de introducción del mosto en los contenedores.

Se respiraba el ambiente y la tensión de las grandes ocasiones para la bodega. Por ello, procuraba ayudar y sobre todo, no molestar.

Tuve la oportunidad de conocer a la enólogo de la Bodega. Ella se mostró muy amable conmigo explicándome los distintos análisis y comprobaciones que iba efectuando para asegurarse que todo estaba bajo control. Volvió a invitarme a oler y probar el mosto y me dijo con una voz de alguien a quien le encanta su trabajo… “¿Verdad que el mosto está perfecto?

Todo lo que yo viví ayer viernes me recordó a algo que no tiene nada que ver con la vendimia. Me recuerda a lo que es para mí la Semana Santa sevillana. Ya he acudido en repetidas ocasiones a este evento, y lo que más me llama la atención del mismo no es la Virgen, ni la procesión en sí. Lo más atractivo para mí es el interés, la atención, la devoción, la pasión de los sevillanos por cada uno de los pasos que visitan. En esos pasos, yo más que mirar a la Virgen a quien miro es a los que vienen a verla con esos ojos tan brillantes, tan llenos de vida.

Eso mismo es lo que yo vi el viernes, haciendo la vendimia. Una atención, una concentración, un interés, una tensión, una pasión… De ahí no podía salir más que un buen vino. 

Cuando llegué a casa a altas horas de la noche no pude resistirme a abrir una botella de Bodegas Mento. Y sentí como que abría la lámpara de Aladino, porque recordé al oler esa botella y degustar su vino, los ruidos y olores del campo, el sabor de la uva recién arrancada, el esfuerzo, la meticulosidad, el cariño, la atención y el mimo que todos, desde los propietarios y la enólogo, hasta el último operario transmitían mientras trabajaban.

Muchas gracias a Luisa y Franco por permitirme tener una experiencia tan completa.