En los sures de la Comunidad de Madrid emerge el pueblo de Chinchón, que con poco más de cinco mil habitantes presume de una de las más completas y bien conservadas arquitecturas populares de los siglos XV y XVII. Como elemento arquitectónico principal destaca la Plaza Mayor de forma irregular, una estructura sencilla, clara, ordenada y jerarquizada.
Además de la plaza mayor, uno de los lugares más interesantes y curiosos para visitar son las Cuevas del vino (www.cuevasdelvino.com). Un verdadero templo homenaje al vino en donde más de doscientos años después siguen manteniéndose con todo lujo de detalles algunos de los enseres de vinificación originales con un ligero toque jerezano.
La gastronomía de Chinchón es típicamente castellana, pudiendo deleitarnos con platos como cordero, cochinillo, cabrito en horno de leña, guisos y pepitorias con carnes de caza y de corral, sopas y potajes de verduras de la vega y dependiendo de la temporada, habas, guisantes, alcachofas, acelgas, judías chinchoneras, potaje de vigilia, etc.
Otros productos típicos de Chinchón son los ajos o el hornazo, un bollo de pan dulce con huevo en el centro. También se elaboran quesos artesanales de aire manchego y embutidos y jamones elaborados a la manera tradicional.
En lo referente a la repostería destacar los dulces de las clarisas y por supuesto el famoso anís de Chinchón.
Una estupenda forma de empezar febrero con buen pie… y buen vino.
A caballo entre Madrid y Cuenca nos topamos con Bodegas Finca la Estacada, un espectacular complejo enoturístico que además de por supuesto viñedos y bodega cuenta con restaurante, hotel y un interesante spa vinoterapia en donde el vino adopta otro significado totalmente diferente pero no por ello menos atractivo.
En cuanto al viñedo, Finca La Estacada posee 278 hectáreas situadas todas en las cercanías de la bodega. Las variedades de las que dispone son Tempranillo, Cabernet Sauvignon, Syrah, y Merlot. Además en los últimos años se ha ampliado la plantación con nuevas variedades como Cabernet Franc, Cariñena, Malbec y Petit Verdot.
Los suelos son de constitución arcillosa con sustrato calizo, pobres pero con suficientes recursos minerales para una correcta maduración, esta se desarrolla sin problemas gracias al número de horas de sol que caracteriza al viñedo de Castilla-La Mancha. Todo ello permite preservar unos niveles de acidez y matices frutales que podrían desaparecer con otras condiciones.
La elaboración sigue los patrones clásicos de la comarca manchega, con la peculiaridad de que la fermentación se lleva a cabo en depósitos de una baja relación altura anchura, lo que se traduce en una elevada extracción polifenólica al ser mayor la superficie de contacto entre el sombrero y el mosto.
En cuanto a sus vinos encontramos más de quince referencias diversas, fruto de las múltiples variedades utilizadas y procesos de elaboración. De entre ellos destaca el Secua Cabernet Syrah, vino estrella de la bodega procedente de cepas situadas a casi 900 metros de altura y pequeñas parcelas pero con alto rendimiento de plantación. El resultado es un vino de gran contenido tánico, aterciopelado y con marcadas notas de tabaco y cacao.
Precio de la excursión desde 90 euros (menos el 50% por compra vía web)= 45 euros (Coste adicional comida de tapas) . Para pagar por transferencia poner un mail a igsegma@gmail.com o llamar al telef 630 099 630
Bodegas Finca la Estacada. Estuvimos ya allí el 11 de febrero. Se encuentran a 85 kms de Madrid.
Allí nos dirigimos un buen grupito y nos lo pasamos pipa.
Este próximo sábado repetimos.
La jornada consiste en llegar a Finca La Estacada que está al lado de Tarancón (85 kms de Madrid) por la Nacional 3, carrretera de Valencia.
Bodega Finca la Estacada si en algo destaca es precisamente en lo cuidada que tienen su visita a bodega.
Todas las mañanas cuando me levanto escuchando Onda Cero, escucho una cuña proponiendo la visita a sus instalaciones. Y cuand uno llega no queda defraudado. Si algo tiene esta bodega es una muy completa oferta enoturística.
Y después de la visita a Bodega nos vamos a Chinchón. En Chinchón proponemos visitar las Cuevas del Vino. Las Cuevas del Vino son unas cuevas declaradas de interés histórico que son una auténtica pasada. Tenemos también la posibilidad de visitar el museo de pintura del famoso pintor Ulpiano Checa, una preciosidad de museo en Colmenar de Oreja ( a 7 kms de Chinchón)
¿Pero sabéis lo que pasa cuando vamos a Chicnhón? Que tomarse tapas en esas terrazas es una auténtica pasada y si hace solecito uno se queda como los caracoles y dice que ni Cuevas ni Ulpiano Checa. Bueno, eso es lo que hay programado y si luego la gente no quiere mover una ceja… El winebus es lo que quieran los winebuseros. Pueden decidir hacer una jornada muy completa, o simplemente decidir quedarse tomando el sol en la marivillosa plaza de forma irrelular e irreproducible.
Es curioso lo que pasa con el sol en sesa plaza. Uno lo ve y está obligado, materialmente a sentarse en una de sus terrazas con ese sol. Pero en cuanto se hace la sombra la gente se levamta a los 5 minutos. Pero amigos, los días van creciendo y cada vez son más largos.
Veniros si queréis tenr una experiencia única. No es lo mismo ir con winebuseros que por vuestra cuenta. No digo que sea mejor (bueno, lo digo ¡¡¡qué narices!!!)
Este es el programa:
10,45 h Salida: Plaza del Conde de Casal (Delante del Hotel Claridge)
12 h Visita a Bodega y degustación
13,45 h Fin de la degustación, salida a Chinchón
14,25 h (Comer tapas en la plaza de Chinchón)
16 h Recorrido a pie por Chinchón, (con o sin
guía en función del número de personas)
Estimado 16,45 h Visita de las Cuevas del Vino
17,45 h Visita del museo de Ulpiano Checa (opcional en función del sol reinante en la plaza de Chinchón).
18,35 h salida hacia Madrid
19,45 h Llegada a Madrid a Plaza del Conde de Casal.
¿Cómo fue la visita a Bodega?Pues fantástica. Unas instalaciones modernas tremendamente bien pensadas, con una responsable de Enoturismo, que conoce tremendamente bien sus productos su bodega y que dispone de un atractivo y didáctico discurso.
En la visita a Bodega éramos casi 50. La visita duró más de hora y media y entramos bastante al detalle en cada uno de los pasos para conseguir los vinos que Finca La Estacada elabora.
Si hay que distinguir en esta bodega respecto de otras que he realizado, es el perfecto estado en el que tienen las instalaciones, que parte de la visita consista en visitar el viñedo, que es donde nace todo, que una parte de los fermentadores se encuentren al aire libre, sin estar bajo techo, el perfecto y estudiado discurso de la responsable de enoturismo, la elegante presentación de la sala de barricas, la original sala de cine (por su disposición) en la que nos deleitaron con un muy interesante, ameno y cercano video cuyo contenido era un resumen de 5 minutos de la visita a Bodega.
Por fin, una atractiva sala de catas. (Y es que es siempre atractivo ver desde la sala de catas la sala de barricas a través de cristaleras). Y para finalizar, una atractiva tienda donde poder comprar los vinos degustados.
En Finca La Estacada la oferta es mucho más diversa. Parece ser que se come de fábula, con una buena relación precio calidad, disponen de un atractivo hotel, de pistas de paddle (Yo juego al paddle, y eso para mí es un punto positivo), de un centro de Vinoterapia, etc, todo esto es un incentivo para que yo vuelva a conocer Bodega Finca La Estacada de otra manera.
Pues sí. Hacía frío, pero con sol, con mucho, mucho sol. Un sol que no calentaba nada; pero es que ahora, en febrero, a lo más que se puede aspirar es a tener días luminosos. Y yo, en días como estos, reconozco que el calor me gusta, pero que me gusta mucho más la luz. E igual opinan las plantas.
El pronóstico era de eso. De sol con bastante frío. Y la instrucción por ello era por eso, venir con gafas de sol, pero sobre todo con un pedazo de abrigo. Y así vinieron ellas. Y así vinimos alguno de nosotros (todos con abrigo).
¿Cuántos éramos? En Aranda éramos 12. Ahora 18. Usando el mismo microbús, pero esta vez casi lleno hasta los topes, y alguno apuntándose de la manera más rocambolesca en el último minuto. (pero esa es otra historia).
Salimos a las 10,30 h de Madrid y llegamos a la Bodega a eso de las 12 menos diez.
Nos costó salir de Bodega Finca La Estacada. Los vinos estaban tan ricos, que la gente se resistía a salir de la sala de catas, pero nos esperaba Chinchón, su maravillosa plaza y la Cueva de los Vinos que es donde estaba previsto comer. Paco (el conductor) nos ayudó a empujar a la gente hacia el autobús con un par de oportunos bocinazos. Y hale, otra vez en el autobús, camino de Chinchón. Para llegar a Chinchón, nos equivocamos de carretera y nos metimos por una comarcal por la que, apenas pasaba el autobús. En fin, ¡La aventura es la aventura!. Y llegamos a Chinchón. El autobús no pudo dejarnos demasiado cerca, así que nos pusimos a andar. Ya eran más de las 15 h y yo iba con paso rápido no sea que nos quedáramos sin comer. Llegamos a la Plaza Mayor. ¿Hay una plaza más original y bonita que la de Chinchón? Es tan bonita que me costó Dios y ayuda arrastrar a la gente para subir hacia la Cueva de los Vinos, con la promesa de que volveríamos más tarde. Y cogimos la cuesta que nos llevaba al mesón.
El Mesón de la Cueva de los Vinos… ¿Qué decir de él? Pues que reúne tanto misterio que es una gozada bajar y comer dentro, y conocer alguna de sus historias. Habían dispuesto las mesas de forma ordenada y simétrica, pero decidimos juntarlas para comer todos juntos, así que hicimos un burruño con las mesas, y hale, que corran las tapas y las frascas de vino. ¿Que qué tal el ambiente ahí dentro? Quizá mejor ver el video de la visita. Y venga tapas, y venga frascas de vino. He de reconocer que de ahí salimos un pelín perjudicados. Y encima me ofrecen una copa de Anís de Chinchón. ¿Anís a estas alturas? ¿Yo tomar anís? Pero si soy el organizador. Necesito tener la cabeza despejada. ¡No muchas gracias!
Corramos, corramos que nos perdemos tomar el sol en la plaza. A la carrera a la plaza. Y ahí estaba el sol esperándonos, y sus mesitas y bastante gente disfrutando del día al aire libre. Y el sol, y el vino, y las tapas, y el anís ya nos calentaban un poquito más.
Nos tomamos algo en la plaza. ¡Qué gozada es tomar algo en esta plaza! ¿Por qué sienta tan bien tomar algo en un lugar tan especial y con tan buena compañía? Vamos que estábamos en la gloria. Y parecía difícil movernos de allí. Al cabo de un rato conseguí convencerles de que debíamos volver al autobús, “Pero si no estamos todos” (pensé yo). En fin… recemos para que cuando llegue al autobús estemos todos.
Oh maravilla!!! Milagro!!! En el autobús otra vez todos.¿Se conocía la gente antes de empezar la jornada? Pues no. Pero esa es la maravilla de un viaje como éste, que de haber 5 grupos originalmente, solo había un grupo en el autobús de vuelta.
Para volver contamos algunos chistes que no voy a reproducir por temor a que me cierren la pagima web y nos despedimos al llegar tras haber pasado un dia fantástico (al menos para mí).
Esta es mi versión de los hechos.Esta versión es imperfecta, parcial, incompleta y subjetiva pero es la mía. Supongo que se podrían escribir 18 historias distintas de este viaje. Espero que te haya gustado si estuviste en el Winebus el sábado y que te haya entretenido si no estuviste. Espero verte en el siguiente viaje del Winebus.