Hablaba el otro día con alguien sobre la importancia de que las bodegas prestaran más atención a la labor de exportación. Mi interlocutor me manifestaba su preocupación por que si se ocupaban más de la exportación iban a dedicarle menos tiempo, atención y recursos al mercado nacional. Y yo decía que no lo veía de la misma manera. Que el hecho de ocuparnos más del mercado exterior no implicaba menor dedicación en el mercado local, sino que la labor de Marketing y Gestión Comercial se iba haciendo cada vez más compleja. Y se hace más complejo porque estamos cada vez metidos en un mundo mucho más competitivo. En el que hay que ser mucho mejor para poder competir.
Y podemos cerrar los ojos ante este hecho pero es así.
Y esto vale para la exportación y vale para el posicionamiento de nuestras marcas. Tenemos que analizar a nuestros clientes y entender sus motivaciones y necesidades no cubiertas, estudiarnos a nosotros mismos para ver cuáles son nuestras fortalezas y debilidades, estudiar el mercado para identificar las oportunidades y peligros que hay para nosotros, y para valorar de qué manera una empresa como la nuestra satisface los deseos del consumidor y se aprovechan las oportunidades del mercado.
A partir de todo lo anterior, construir una marca, en sus distintos apartados, marca como producto, como organización, como persona o como símbolo. Posteriormente, establecer una proposición de valor a través de diversos beneficios ya sean estos funcionales, emocionales o de autoexpresión.
De ahí surge el posicionamiento de una marca.
Posicionamiento que hay que utilizar para ejecutar el Plan de Marketing y ejecutarlo. Esto lo cuenta mucho mejor que yo David Aaker en su libro “Construir marcas poderosas”
Después de ver el gráfico cualquiera puede decir como en el caso de la labor exportación. Que no es nada fácil posicionar bien una marca. Nadie ha dicho que lo sea. Lo que sí digo es que hay un gran premio para el que juegue a hacer las cosas profesionalmente. Y hay un gran premio porque permitirá a determinadas bodegas diferenciarse de otras que no pueden o no están dispuestas a jugar en el mercado global en el que estamos inmersos.