¿Colaborar? ¿Competir? Ese es el dilema

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Colaborar o competir

Colaborar o competir

El juego del dilema del prisionero es algo tremendamente interesante. Se enseña con mucha frecuencia en las escuelas de negocio para ahondar y debatir sobre la actitud de la gente en una sociedad tan competitiva y tan poco solidaria como la nuestra.

En el mundo de la web 2.0 se habla continuamente de este tema, y, de alguna manera se practica bastante, aunque también se practica bastante el hacer como que se colabora. Supongo que eso también forma parte del marketing. Asumen el lema de que “Lo importante no es lo que haces sino lo que parece que haces”.

El dilema del prisionero de lo que habla es de la sensación que le queda al que interactúa con uno, después de una relación profesional.

Yo creo que todos, en nuestra cabeza decimos respecto de la persona o la empresa que tenemos enfrente: A) Con esta persona/empresa me encantaría volver a hacer negocios. B) Con esta persona volveré a hacer negocios a pesar de cómo es. C) Con esta persona volveré a hacer negocios si no tengo más remedio. D) Ni harto de vino volveré a hacer negocios con esta persona.

No todos los que triunfan son del grupo A pero tienen más posibilidades de conseguirlo que los del grupo B, muchas más que las del C e infinitamente más que las del D. Y esa es la teoría, porque hay más factores que inciden en el éxito. Lo difícil además es llevarlo a la práctica.

Para los que metemos en el grupo A, el concepto que tienen del éxito es distinto. Tienen una visión del mundo más amable. Disfrutan más del proceso de conseguirlo, y lo disfrutan también de distinta manera en su consecución.

Tiene también sentido en el mercado del vino. ¿Colaborar? ¿Competir? ¿Colaborar para determinadas cosas? ¿Competir para otras? Se trata de ver cuando sumas más, pero no a corto plazo sino a medio y largo plazo.

¿Qué tiene más premio, colaborar o competir? Ahí está el dilema.