Visita a Bodegas Vicente Gandía y visita a Cuenca (2)

Viene de: Visita a Bodegas Vicente Gandía y visita a Cuenca (1)

Casas colgadas de Cuenca de noche

Casas colgadas de Cuenca de noche

Lo que sí hicimos y me alegro de ello es haberme acercado a la vuelta a conocer Cuenca. Yo, supuestamente conocía Cuenca con el colegio con 16 años, pero con 16 años era un chaval que había dormido poco el día anterior y prácticamente ni me bajé del autobús. Tenía por ello una idea muy limitada sobre lo que era Cuenca.

Había conseguido una oferta de estancia en el Parador irrechazable. Y tuve la suerte de llegar a Cuenca de noche.

Si llegas a Cuenca oscureciendo en una noche clara, te espera un panorama fastuoso.

Tuve la impresión de encontrarme con el espectáculo más maravilloso del mundo. No hay nada como no tener expectativas. Reconozco que esa expresión (espectáculo más maravilloso del mundo) lo he usado en repetidas ocasiones en viajes, vinos, situaciones, etc. Y al expresarme así no trato de establecer un ranking, simplemente de expresar cómo me siento ante algo excepcional. Como soy yo el que lo percibo y soy yo el que lo disfruto, y como no me gano la vida ni como catador de vinos ni como guía turístico, me dejo llevar por esos impulsos en los que disfruto tanto. ¿De qué estamos hablando sino de emociones?

Fue una noche maravillosa, con mucha magia, y es que no hay nada como una bonita ciudad, inmaculadamente iluminada. Acompaño a este post diversas imágenes, que creo que difieren bastante de lo que recuerda mi memoria. Porque la realidad es muy superior a lo que ahí se muestra.

Al día siguiente nos metimos un desayuno fantástico (El parador no se queda atrás en cuanto a atractivo). Y nos fuimos a ver la ciudad de día. El efecto que provocó en mí ya no fue el de la noche, pero creo que nunca podré olvidar lo que vi la noche anterior. Y es que no hay nada como la primera impresión para cualquier cosa. Si hacéis lo que yo, acercaos a Cuenca y hacedlo por primera vez de noche, porque recordaréis lo mismo que yo me llevo.

Carta de desayuno del Parador

Carta de desayuno del Parador

Nos fuimos después a ver la “Ciudad Encantada que está a 30 kms. No está nada mal y es un panorama distinto y complementario a la experiencia del día anterior (visita a Bodega, Cuenca, etc)

Yo si fuera el responsable de Marketing de Bodegas Vicente Gandía me plantearía hacer un tour conjunto, consiguiendo un buen precio en el Parador y acercando la bodega a los visitantes de Madrid.

La Ciudad Encantada

La Ciudad Encantada

Visita a Bodegas Vicente Gandía y visita a Cuenca (1)

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Sala de elaboración de Bodegas Vicente Gandía

Sala de elaboración de Bodegas Vicente Gandía

Para llegar a las Bodegas de Vicente Gandía hay que hacerse 280 kilómetros desde Madrid. Me organicé por ello un viaje que justificara ese kilometraje, y a fe que lo conseguí.

Decidí salir el mismo viernes por la noche, hacer noche en el mismo Utiel para visitar la Bodega primera hora de la mañana.

Varias cosas me han llamado la atención en la visita:

Según llegas a la Bodega te encuentras con la tienda. Está muy bien puesta, es muy elegante y profesional. La guía que va a hacer el tour por la bodega nos hace 3 preguntas. Nuestro código postal, que nivel de conocimiento tenemos del mundo del vino y a través de qué medio hemos sabido de esta Bodega y de que existía la visita a Bodega. Esto demuestra una sensibilidad por parte de la Bodega en conocer y ponerle cara y ojos a sus consumidores y visitantes. Las ventas de una Bodega son, o por lo menos deberían ser, antes o después, la suma de lo que compran todos sus clientes finales.  En el grupo que se formó me dió la sensación de que éramos los únicos visitantes de fuera de la Comunidad Valenciana.

Tienda de Bodegas Vicente Gandía

Tienda de Bodegas Vicente Gandía

Subimos a un trenecito y nos llevaron a recorrer los viñedos y el local en el que parece ser era el emplazamiento de la bodega antigua. Cada vez más bodegas te enseñan únicamente sus instalaciones sin mostrar el viñedo cuando todo parte de ahí.

Posteriormente fuimos a ver la nueva bodega. Pudimos ver allí las tolvas de recogida de la uva y la sala de elaboración. La maquinaria daba la sensación de ser de última generación. La guía nos corroboró ese dato aclarándonos que la bodega opera con únicamente ¡5 empleados!, que se ocupan tanto del trabajo en bodega como de la vendimia (mecánica). El propio enólogo parece que podría realizar gran parte de su trabajo por Internet. ¡Vaya con las nuevas tecnologías!. Parece que ahorran un montón de coste variable de elaboración.

Nos llevan por fin a la zona de barricas y lavado de las mismas. Hay que bajar una escalera bastante larga en la que aparecen los muchísimos premios que esta Bodega ha ido ganando en años. ¿Para qué gana premios si no es para aparte de sentirse orgulloso de ello mostrarlo a todo el que esté dispuesto a escuchar? Y llegamos a la sala de catas en la que nos ofrecen una degustación de alguno de sus vinos. Nos invitaron a un cava, un tinto reserva (Ceremonia 2004) y por fin un vino blanco de moscatel (Fustanova 2008), muy especial y muy barato por cierto. 
 
Hay otras bodegas en Utiel y Requena que merecen la pena ser visitadas, pero por diversas circunstancias no pudimos hacerlo.

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