Publicado en Mercados del Vino y la Distribución en su ejemplar nº 61 del 15 de enero al 15 de febrero de 2011.
Es importante ser el mejor, pero para ser el mejor es importante ser el primero.
La primera ley del Marketing según rezan Ries y Trout es que es mejor ser el primero que ser el mejor.
Cuando hablo con las bodegas sobre el tema de lo que Internet puede suponer para ellas, recibo por su parte muy distintas respuestas. Por un lado están las bodegas que dicen que todo es muy complicado y que les suena a chino. Mi consejo es que se dejen guiar.
Hay otro colectivo que parece que oyen campanas y les suena bien lo que uno cuenta, pero tienen depositada la confianza en una agencia de comunicación digital local, que sabe algo del tema, y que si no sabe se pone algo las pilas para ponerse al día, porque se da cuenta de que alguien está mareando con ideas “revolucionarias” a uno de sus clientes. Es esta agencia la que se suele llevar el gato al agua (recibe el encargo). Pero el resultado es que su cliente mejora su situación en Internet, pero el producto acabado dista mucho de ser algo competitivo. A estos decirles que parece lógico su razonamiento. Que es lógico dar el encargo a alguien en quien confían. Esa es una condición necesaria pero no suficiente. Probablemente hasta les haya salido más barato, pero que lo que van a ahorrar lo van a pagar con creces en unos resultados muy pobres, o incluso nulos.
En las nuevas tecnologías, como en el resto de los mundos estamos todos inmersos en una carrera de fondo, una carrera en el que tiene premio al final es el mejor. Pero es que esto es una carrera sin fin, porque… ¿Cuando es el final? Y en trayecto la mejor manera de ser el mejor se consigue siendo el primero. Siendo uno el primero, si te equivocas, aprendes antes de tus errores, y si aciertas, creces antes que los demás. Eso te da una magnífica ventaja competitiva.
¿Cómo sale de este laberinto la bodega? Pues como siempre se ha hecho. Preguntando a esa agencia en la que uno confía. Buscando y consultando con otros expertos uno va aprendiendo. Hasta que uno decide que quiere trabajar con un determinado profesional o determinada empresa. Uno tiene que hacer lo mismo que uno hace cuando busca casa para comprar. Uno mira una casa, y luego otra y otra. No sé si recordáis ese viejo slogan. “Busque, compare… y si encuentra algo mejor cómprelo”.
La diferencia en la compra de una casa es que en este caso los errores se pagan más caros. En la adquisición de nuevas tecnología el precio puede ser bajo. El precio de equivocarse se paga en dinero invertido, recursos humanos dedicados, y tiempo invertido. Si uno actúa de modo que los errores salgan a relucir lo antes posible, el coste queda minimizado. Y si uno acierta, el premio puede haber crecido exponencialmente.
¿A qué estás esperando? Ponte en marcha.
Fuente de imagen: canisport.blogspot.com