Vivimos en un mundo disparatado.

La portada de el periódico El Mundo de hace tres días abre con el titular «El crédito bancario a empresas y familias en su mínimo histórico«.

Hace un par de semanas acudo a una conferencia que organiza la Asociación de Jóvenes Empresarios de Madrid en la que afirman categóricamente que  prestan 50.000 euros sin aval a todo aquel emprendedor de menos de 35 años que presente un proyecto coherente. Sin aval significa como todos sabemos que te prestan y que pretenden que les devuelvas el préstamo pero que si no devuelves el préstamo no van a ir a por todos tus bienes.

En solo 3 meses te conceden el crédito y llegan a buen término el 95% de los proyectos presentados.

Y llevo todo el año escuchando dos discursos: a) El de la Bodega que se queja de los nuevos tiempos a los que no sabe adaptarse y que por lo tanto lo está pasando fatal con la crisis. B) La del joven viticultor que tiene mogollón de ideas y que le gustaría crecer a poco que alguien le ayudara.

Estamos en un mundo con problemas. Por supuesto que sí, pero también estamos en un mundo con enormes oportunidades.

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