En Toledo con el winebus el 14 de abril

Visita guiada de Toledo

Viene de: El Winebus en Bodegas Martúe (14 de abril)

Desde que empecé a buscar bodegas del sur quería combinarlas con Toledo. Esta ciudad es tan impresionante, tiene una historia tan increíble que era difícil equilibrar la visita con una Bodega que diera la talla.

Lo conseguimos con Bodegas Martúe que es un pedazo de Bodega.

Y quería, si íbamos, hacerlo bien. Porque esta ciudad se merece  un respeto. A Toledo se puede ir a tomar un bocadillo de tortilla de patatas, pero para eso te quedas en Madrid.

Quería que hubiera un guía que nos llevara en condiciones por sus calles. Porque Toledo está bien, pero donde se alcanza el cénit es si alguien preparado te cuenta su historia.

Comiendo tapas

Y contacté con Adolfo.

Congeniamos desde el primer momento. A  él le gustó lo que yo quería hacer y se ofreció a poner la guinda de este viaje.

Pero volvamos a la salida de la bodega. A todos nos dio penita irnos de la bodega. Se estaba tan bien, el lugar era tan acogedor y
elegante, los vinos estaban tan buenos…

Tuve que tirar de los winebuseros y nos pusimos en carretera con media hora de retraso respecto del horario previsto. Y llegamos, también media hora tarde, pero ahí estaba esperándonos nuestra mesa en un sitio de tapas muy majete. Disfrutamos de un servicio y de unas tapas de alta calidad a un precio muy razonable.

Todo estaba saliendo a pedir de boca.

¿Hablamos del tiempo en dos palabras? Un día de perros y un día maravilloso alternándose cada dos horas. ¡Increíble! Sufrimos 4 chaparrones y 4 soles espléndidos a lo largo del día que dejaban el día tan, tan limpio, que cuando venía un nuevo chaparrón nos daba hasta alegría de pensar en el contraste que estábamos viviendo, y de lo bonito que se quedaba Toledo después de cada chaparrón.

Y llegó Adolfo. Justo cuando estábamos con el café. “Just in time”. Todo como un reloj. Nos tomamos el café. Y… volvió a salir el sol, como si lo hubiera encargado Adolfo para nuestra visita.

Adolfo no hizo una visita habitual. De hecho fue tan poco habitual que en mucha parte del recorrido no veíamos a casi ningún turista. Y eso junto al sol reluciente que había, hizo del recorrido algo especial. Adolfo no me parecía un guía como los demás. Era un guía por su conocimiento pero hubo tal compenetración que más que guía parecía un amigo.

Visita guiada 3

La visita fue memorable y el colofón fue entrar en un bar con muchísimo ambiente al final para protegernos de la lluvia siguiente (cayó hasta granizo). En el bar había un cachondeíto tal que volvió a pasarnos lo mismo que a la salida de la bodega, ¿Por qué no nos quedamos?

Pero había que despedir a Adolfo que ya llevaba dos horas largas con nosotros. Nosotros no queríamos que se fuera y él parecía que estaba súpercómodo con nosotros, pero no hay nada como dejar algo con las ganas de seguir.

Nos despedimos de Adolfo y nos fuimos a una terraza en la que había un paisaje impresionante, aunque no se podía ver bien porque la lluvia había vuelto a venir. Entramos en la cafetería de la mencionada terraza (un diseño muy moderno el de la terraza) y volvió a ocurrir el milagro…

El sol volvió a salir…

¿Se puede pedir más de un viaje 10 horas? Yo desde luego no

En un bareto al lado de la catedral

Cogimos carretera, y de vuelta a Madrid para llegar a las 21h.

¿La que he cogido con la lluvia y el granizo verdad?

Si me hubiera quedado en Madrid habría jurado en arameo con un clima tan cambiante.

Pero amigos, estábamos en Toledo, fuera de Madrid. Y salir de Madrid, y cumplir con el programa del winebus hace maravillas sobre el ánimo de las personas y del mío propio.

Creo que será difícil de olvidar nunca este día tan especial y tan completo.

Cosas como ésta ocurren en el winebus, pero no puedo garantizar que los siguientes viajes sean tan intensos y tan bonitos.

Gracias Julián, gracias Adolfo, gracias Toledo.

Un día memorable.

¿Te apuntas al siguiente?

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