Los hombres no vivimos la paternidad como las mujeres.
Y es que nosotros no llevamos a nuestros hijos en el vientre durante 9 meses como hacen ellas. Simplemente vamos viendo que a ellas les va aumentando la tripa. Y percibimos algo cuando ponemos la mano en su tripa y sentimos los movimientos y las pataditas que el bebé empieza a dar.
Y hay un día en el que toca ir al ginecólogo para hacerle la ecografía. Tú tienes mil cosas que hacer y te planteas que hasta qué punto es necesario acompañarla. Pero lo haces y ves la ecografía y por fin ves a tu hijo que se mueve. Y te emocionas. Y te das cuenta de qué suerte que por fin has ido, porque es en ese momento cuando empiezas a saber lo que es un hijo y a sentirte que eres padre.
Hay que sentirlo, hay que percibirlo a través de los sentidos. Es un problema de sensibilidad y de tener puestos los sentidos donde corresponde.
Y algo parecido nos ocurre cuando encargamos una página web sin saber muy bien para qué la queremos. De entrada nos desinteresamos por ver quién es la visita, por qué, qué viene buscando, si encuentra lo que busca, si nos interesaría darle lo que busca, de donde viene y si repite.
¿Si realmente no importa quién es visita ni para qué viene, para qué encargan una página web? La primera respuesta suele ser que porque la tienen sus competidores y algo bueno tiene que tener para no quedarse atrás.
Únicamente tiene sentido una página web si vamos a aprovecharla para informar a los curiosos, dar información a prescriptores, generar contactos de interés, informar mejor a personas y empresas que ya nos conocen, ayudar a vender a nuestros clientes, conocer el perfil de nuestros visitantes, de nuestros compradores, de nuestros prescriptores, para hablar con un lenguaje cercano a ellos.
Y puede que contratemos a una empresa de mucho prestigio que diseñará una página muy atractiva, muy eficiente, muy navegable. O, al menos eso es lo que nos dice.
Pero nada de esto sirve si no tratamos de medir qué efectos produce. La ecografía de la página web es la analítica web.
Empezar a hacer analítica web es empezar a preocuparte por tener un diálogo con tus clientes, con tus prescriptores, con todo aquel que visita tu página web sea cuál sea el motivo de su visita.
Vivimos en un mundo en el que cada vez es más difícil captar la atención de los demás porque cada vez hay más mensajes que tratan de captar la atención de nuestros clientes potenciales..
Conseguir la atención de alguien es algo que debemos de aprovechar y una de las maneras más eficientes y baratas de hacerlo es ocuparnos de aquellos que visitan nuestra página, porque, por las causas que sean, han decidido prestarnos atención, no sé si por unos segundos o unos minutos. No malgastemos ese preciado bien.
Nacho,
Enhorabuena por el post
Me ha gustado mucho la comparación que haces entre un embarazo y una página web y efectivamente tienes razón, hasta que no vemos la web en funcionamiento no somos conscientes de lo improtante que es, pero te doy la razón si a la web no la cuidas (analizas quien entra, respondes con prontitud las posibles necesidades de los posibles cliente, la actualzas en su caso de que sea necesario…) es como si no educaras un hijo y te encuentras con un hijo rebelde con 8 ó 9 años que no te hace ni caso y te preguntas ¿para qué quiero yo a éste/a? Lo mismo que te podría pasar con una web que a la que no haces mucho caso…